La práctica de yoga puede ser un aliado para mejorar la salud del corazón
La insuficiencia cardíaca (IC) afecta aproximadamente a 26 millones de personas en todo el mundo, siendo más prevalente en países desarrollados como Estados Unidos, donde cerca de 6,5 millones la padecen y se reportan casi 960.000 casos nuevos cada año. La enfermedad, caracterizada por la incapacidad del corazón de bombear suficiente sangre rica en oxígeno al organismo, puede llevar a una disminución del flujo sanguíneo a los tejidos (hipoxia tisular) y a congestión en venas y pulmones, manifestándose en síntomas como fatiga y dificultad para respirar (disnea)
Esta enfermedad puede tener efectos devastadores en la calidad de vida de una persona que, muchas veces, tiene severas limitaciones para la vida diaria en relación con la sensación de disnea y por la deficiente oxigenación de los tejidos y órganos. La IC les deja cansados, sin aliento e incapaces de participar en sus actividades habituales.
El yoga puede ayudar a mejorar la salud a largo plazo de las personas con insuficiencia cardiaca, encontró un estudio reciente. Esta práctica, al combinarse con tratamientos médicos convencionales, sería clave en estos pacientes para mejorar los niveles de oxígeno que son transportados sensación de disnea por deficiente oxigenación de los tejidos gracias a una mejora de su función cardiaca.
El estudio, presentado en el congreso Heart Failure 2024 de la Sociedad Europea de Cardiología (ESC) en Lisboa, Portugal, se centró en una terapia de yoga orientada a la respiración, meditación y relajación.
Este estudio se realizó con 85 pacientes de entre 30 y 70 años del departamento ambulatorio de cardiología del Hospital Kasturba de Manipal, en India. Estos pacientes habían sido sometidos a un procedimiento cardíaco en el último año y estaban tomando medicamentos para la insuficiencia cardíaca. Los participantes se dividieron en dos grupos: Uno de 40 personas que practicaron yoga y otro de 45 que solo siguieron su tratamiento farmacológico, formando así un grupo de control.
El grupo que practicó yoga fue instruido inicialmente durante una semana en ejercicios de respiración, meditación y relajación. Luego, se les pidió que continuaran la práctica en casa con sesiones de 50 minutos una vez a la semana. Entre las mediciones realizadas por los científicos se encuentran la capacidad del corazón para bombear sangre y la funcionalidad de la cámara de bombeo principal (VI) mediante la medida de la fracción de eyección del ventrículo izquierdo, morfometría del corazón y la evaluación de la función del ventrículo derecho por Ecocardiografía, junto con parámetros como la presión arterial, frecuencia cardíaca, peso corporal e índice de masa corporal (IMC). Para evaluar la gravedad de los síntomas y la capacidad para realizar actividades cotidianas, se utilizó el sistema de clasificación funcional de la New York Heart Association (NYHA).
Sistema de clasificación funcional
- Estadio I: Sin limitación. Las actividades físicas habituales no causan disnea, cansancio o palpitaciones.
- Estadio II: Ligera limitación de la actividad física. El paciente está bien en reposo, la actividad física habitual le causa disnea, cansancio, palpitaciones o angina.
- Estadio III: Limitación marcada de la actividad física. El enfermo está bien en reposo, pero actividades menores le causan síntomas.
- Estadio IV: Incapacidad de cualquier actividad física sin síntomas. Los síntomas están presentes incluso en reposo. Con cualquier actividad se incrementan.
El sistema de clasificación funcional de la New York Heart Association (NYHA) es el más utilizado para determinar la gravedad de los síntomas de un paciente. Clasifica a los pacientes en una de cuatro categorías en función de las limitaciones de su actividad física, siendo la Clase I la menos grave y la Clase IV la más grave. Los médicos también miden la fracción de eyección del ventrículo izquierdo para determinar la eficacia con la que el corazón bombea la sangre.
Los investigadores midieron las mejoras en la calidad de vida utilizando el cuestionario de Calidad de Vida de la Organización Mundial de la Salud, que utiliza 26 preguntas para evaluar la calidad de vida en cuatro aspectos: Salud física, psicológica, social y ambiental (Valoración Biopsicosocial)
Los participantes rellenaron el cuestionario en el momento de la inscripción, así como a las 24 y 48 semanas de seguimiento. Según los investigadores, el estudio demostró que los participantes del grupo de yoga mejoraron en resistencia, fuerza, equilibrio, estabilidad de los síntomas y calidad de vida.
Los parámetros ecocardiográficos no mostraron diferencias significativas entre los dos grupos al inicio del estudio, pero tanto a los seis como a los 12 meses de seguimiento, se observó una mejora de la función sistólica biventricular en el grupo intervencionista (yoga) en comparación con el grupo no intervencionista. El grupo intervencionista también mostró una mejora sustancial en los resultados funcionales evaluados según la clasificación NHYA.
Los pacientes que practicaban yoga presentaron corazones más fuertes y mayor capacidad para realizar actividades diarias como caminar y subir escaleras comparado con los que solo tomaban medicamentos.
La mejora en la capacidad de realizar actividades cotidianas es uno de los logros destacados por pacientes que combinan yoga con su tratamiento médico, explican en el trabajo presentado.
El investigador principal, el Dr. Ajit Singh Dr. Singh, miembro del Consejo Indio de Investigación Médica y Academia Manipal de Educación Superior en India, destacó la importancia de estos hallazgos y aconsejó que los pacientes consulten con su médico antes de comenzar esta práctica. Ajit Singh enfatizó la importancia de recibir capacitación adecuada por parte de instructores experimentados y seguir las indicaciones médicas. Los pacientes con insuficiencia cardíaca deben consultar a su médico antes de comenzar a practicar yoga y continuar tomando sus medicamentos recetados, a menos que su médico indique lo contrario, ya que el yoga podría no ser adecuado para los pacientes con insuficiencia cardiaca con síntomas graves, que fueron excluidos del estudio (Estadio IV de afectación funcional según la NYHA)
El yoga ha sido reconocido previamente por sus beneficios en la función física y la calidad de vida, favoreciendo un equilibrio entre cuerpo y mente. Sin embargo, este ensayo proporciona información crucial sobre los beneficios del yoga en pacientes con enfermedades cardiovasculares ya que aporta nueva evidencia sobre sus efectos positivos a largo plazo en pacientes con insuficiencia cardíaca, lo que lo posiciona como una terapia complementaria viable, con una excelente relación coste/beneficio y con potencial para mejorar la calidad de vida de millones de personas afectadas por insuficiencia cardíaca a nivel mundial.
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Los servicios de cardiologia podrían obtener mejoras funcionales con sus pacientes de forma sencilla, sin riesgos y a bajo costo. Lástima que en la carrera de medicina o en la especialización, no se estudien las evidencias probadas sobre los beneficios del yoga para estos pacientes.
Gracias por el comentario.
En respuesta:
En la era moderna ambas perspectivas (medicina y yoga)se estan abriendo a una visión diferente en la que la urgente necesidad de las personas por mejorar su salud fisica,emocional, mental y trascendental, está por encima de cualquier dogma cientifico o espiritual.
Despues de todo, ambas ciencias están al servicio de la humanidad y de su evolución, siendo esa misma evolución la que nos lleva hoy por hoy a fusionar recursos diversos para complementar los eslabones perdidos.
Queda camino por rrecorer.